El río

La corriente le empujaba cada vez mas. Azarosa, no le permitía adivinar cual sería el siguiente paso, y esa perdida de control sobre el recorrido negaba toda posibilidad de razón. En cada curva, cada golpe que le infringía la fortaleza del río, sus restos iban quedando a la deriva, alejandose de su vista. Restos que,  incomodamente, se hundían hasta el fondo, creando continuamente nuevas capas por las que transitaba inerte e indefenso; otros, olvidados pero presentes, se arrimaban al borde del río, marcando los límites de lo posible; los últimos restos seguían por la corriente, rodeando su cuerpo, desgarrándole y quebrando mas pedazos que ocuparían su lugar en el río. Con sus brazos, de vez en cuando, lograba sujetarse a alguna rama, algúna piedra, aprovechando estos momentos para observar la travesía, buscando una lógica personal, divina, cuasi mística de aquel devenir. Cuando la fuerza de la corriente era demasiada (y sus fuerzas no), volvía a a dejarse llevar, cargando con aquello que, hasta hace un momento, le había brindado un segundo de calma.
Con el tiempo, el río que alguna vez fue bravo, perdía a su paso cada vez mas y mas caudal, espesandose con sus interminables restos sedimentados, hasta convertirse en un timido arroyo en el que, por última vez, pudo mirar hacia atras y observar su travesía, intentando reunir, una vez mas, cada uno de los pedazos que quedaron en el camino.

La canción es "Driftwood" y pertenece al grupo Travis